Según encuesta de McKinsey Global Survey sobre el estado actual de la inteligencia artificial (IA), esta puede proporcionar una predicción objetiva del rendimiento a partir de un caso de impulso predeterminado, es decir, lo que sucedería si la empresa no hiciera nada diferente, esta predicción puede servir como punto de partida para evaluar las opciones estratégicas y los posibles escenarios, facilitando la ejecución de la estrategia, al permitir una mayor agilidad, personalización y experimentación.

Para aprovechar al máximo la IA en la estrategia, se debe definir claramente el problema a resolver, elegir las fuentes de datos adecuadas, validar los resultados y combinar el análisis con la intuición humana.

 La inteligencia artificial cada vez empieza a hacer parte de la agenda de inversión de las grandes compañías, y se prevé que este 2024, al menos un tercio de las empresas utilicen esta tecnología en al menos una función operativa.

Según una encuesta de McKinsey, el 40% de los encuestados dice que sus organizaciones aumentarán su inversión en IA en general debido a los avances en la IAG (inteligencia artificial generativa). Los resultados muestran que aún es pronto para gestionar los riesgos relacionados con la IA, ya que menos de la mitad de los encuestados afirman que sus organizaciones están mitigando incluso el riesgo que consideran más relevante: la imprecisión.

El informe asegura que, si bien es bien recibida la implementación de la tecnología en el mercado, los encuestados prevén cambios en la forma tradicional de trabajo y prevén cambios significativos en su fuerza laboral debido a la disrupción que la IAG provocará en las empresas. Anticipan recortes de personal en ciertas áreas y grandes esfuerzos de recapacitación (reskilling) para abordar las cambiantes necesidades de talento.

Alex Singla, socio y líder global de QuantumBlack, AI by McKinsey, explica que todavía es un desafío para las compañías globales. “La siguiente pregunta será cómo las empresas darán el próximo paso y si la IAG seguirá el mismo patrón que observamos con la IA en general, donde la adopción se ha estancado en torno al 50%”.

Entre ellas se incluyen identificar las oportunidades específicas de la IAG en la organización, cuál debería ser el modelo operativo y de gobernanza, cómo gestionar mejor a terceros (como los proveedores de nube y de grandes modelos de lenguaje).

Según la encuesta, pocas empresas parecen estar plenamente preparadas para el uso generalizado de la IAG o para los riesgos empresariales que pueden traer estas herramientas. Solo el 21% de los encuestados que informaron de la adopción de la IA dicen que sus organizaciones han establecido políticas que regulan el uso por parte de todos los empleados de las tecnologías de la IAG en su trabajo.

Cuando se habla específicamente sobre los riesgos de adoptar la IAG, pocos encuestados afirman que sus empresas estén mitigando el riesgo más citado de la IAG: la imprecisión.

RealRisk / Fuente: McKinsey

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